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Las nuevas gafas de Meta apuestan por el control mediante pulsera: ¿cuál es la interacción ideal para las gafas inteligentes?

Meta vuelve a dar un paso importante en la industria de las gafas inteligentes. Según un informe de la CNBC, Meta planea lanzar sus gafas inteligentes Hypernova en la conferencia Connect de septiembre, con un precio potencial de unos 800 dólares. A diferencia de la colaboración anterior de Meta con Ray-Ban, Hypernova incorporará una pequeña pantalla en la lente, que permitirá al ojo derecho ver mensajes e imágenes. Para la interacción, Hypernova estará equipada con una pulsera gestual sEMG para controlar las gafas.

¿Cuáles son los problemas actuales con la interacción con vidrios inteligentes?

La dependencia de periféricos externos especializados pone de manifiesto una realidad incómoda: si los métodos de interacción integrados en las gafas inteligentes fueran lo suficientemente maduros, los fabricantes no necesitarían diseñar accesorios adicionales como anillos o pulseras. La solución más temprana y esperada fue el control por voz, famoso por su inclusión en las Google Glass. Sin embargo, sus defectos se hicieron evidentes rápidamente. Los comandos de voz resultan incómodos en espacios públicos y poco fiables en entornos ruidosos. Además, la voz es ineficaz para operaciones complejas más allá de comandos simples como "tomar una foto".

Como alternativa, la mayoría de las marcas ofrecen controles táctiles en la patilla de las gafas. Sin embargo, este método también presenta problemas. La superficie limitada limita los gestos a simples toques y deslizamientos, lo que lo hace adecuado solo para tareas básicas como responder llamadas o ajustar el volumen. Y lo que es más importante, tocar o frotar constantemente el lateral de las gafas es un gesto antinatural y llamativo que contradice el objetivo de que la tecnología se sienta integrada e invisible, especialmente en entornos profesionales como reuniones o presentaciones.

¿Quién es el mejor socio para las gafas inteligentes?

En el mercado actual, el anillo inteligente parece ser el controlador externo más práctico. Es más ligero y discreto que un reloj inteligente, lo que permite una sincronización individual con las gafas. La sutileza del anillo se adapta perfectamente a la naturaleza fluida de las gafas inteligentes; por ejemplo, se puede navegar discretamente por una novela con un simple gesto del pulgar durante una reunión. Marcas como Meizu y Rokid ya están adoptando este enfoque.

Gafas inteligentes Meizu MYVU

La elección de Meta de una pulsera, que utiliza tecnología sEMG para interpretar las señales eléctricas de los músculos del antebrazo en gestos de alta precisión, es tecnológicamente innovadora. Sin embargo, la pulsera en sí misma resulta intrusiva. Da la sensación de ser más un accesorio voluminoso que una parte integral del vestuario diario, lo que contrasta con el atractivo ligero de las gafas inteligentes. Si bien puede atraer a los primeros usuarios, su valor a largo plazo es cuestionable. A largo plazo, vincular las gafas inteligentes con los relojes inteligentes es la solución más lógica. Un reloj inteligente ya es un centro de interacción consolidado. Esto crea un "sistema de tres niveles": tareas complejas en el teléfono, interacciones de nivel medio en el reloj y notificaciones y pantallas ligeras en las gafas. Esta división del trabajo aprovecha las fortalezas de cada dispositivo, y la alta aceptación social de los relojes otorga a esta combinación un mayor potencial de adopción masiva.

¿Las gafas inteligentes seguirán los pasos de la realidad virtual?

En los últimos años, las gafas inteligentes parecen estar buscando erróneamente la inmersión que ofrecen las gafas de RA y RV. Esto ha dado lugar a dispositivos más pesados ​​y controles más complejos, alejándolos aún más de su objetivo principal: el uso diario. La lógica fundamental es diferente: las gafas inteligentes buscan una integración fluida en la vida cotidiana, mientras que la RV busca la inmersión. Aplicar la filosofía de interacción de la RV, como la necesidad de un controlador grande y preciso como una pulsera, es un callejón sin salida para esta categoría.

La clave del éxito general de las gafas inteligentes reside en resolver el ciclo completo de entrada y salida. Si bien las pantallas han abordado la salida, encontrar una forma natural de operarlas es el próximo desafío crucial. Ya sean anillos o relojes, las soluciones ganadoras serán aquellas que se adapten a los hábitos diarios y sean fácilmente aceptadas por el público. La batalla por el método de interacción dominante es la próxima frontera para la industria de las gafas inteligentes y, en última instancia, su éxito no dependerá de las especificaciones, sino de si la gente está dispuesta a usarlas a diario.

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